Es que el Estado de Jalisco, tiene fama de tener los hombres más machos y las mujeres más bellas. Y debe serlo porque...esto...mi señora madre nació ahí, concretamente en la Ciudad de Tequila (o sea, que en casa las reumas, fiebres, gripes, dentición siempre se han curado con la bebida de su tierra. De ahí, tal vez, me venga lo de Incombustible je, je je)
En tiempos de la Colonia, Jalisco formaba parte de la Nueva Galicia. En la actualidad es el cuarto estado más poblado y su capital, Guadalajara, es la segunda urbe más grande del país, después de la Ciudad de México. Situado en la parte centro occidental de México, es un lugar que más fama le ha dado a mi país por su música y gastronomía. Todas las películas de charros (o la mayoría) son situadas en alguna ciudad o pueblo de Jalisco.
Pero en Jalisco, además, se encuentra una joya muy rara, que comparte con Nayarit y San Luis Potosí: la Nación Huichola (güichola)
La religión wixárika, forma parte de la identidad wixárika y está presente en su accionar individual y colectivo. Las principales deidades son el maíz, el venado, el águila y el peyote, todos descendientes de "Tau" (el sol). La música y el baile, de fuertes rasgos prehispánicos, son parte del ritual con que se honra a la divinidad. El tejuino (una bebida fermentada del maíz) es, también, parte importante de las ceremonias. Los actos religiosos, desde tiempos inmemoriables, se llevan a cabo en un monte llamado Wirikuta o 'Quemado', en el estado de San Luis Potosí . Dicho monte se divide en dos, un lado para las mujeres y otro para los hombres. Y, como el peyote es una de sus deidades, durante las ceremonias se hace uso de él:
"Hay quienes tenemos alguna enfermedad física, del alma o del corazón o simplemente no hemos podido encontrar nuestra vida. En este desierto viviente y mágico, confín del mundo, el Venado Azul se nos revelará para encontrar nuestra vida, él nos enseñará, él será nuestra medicina. Una maximización del espíritu nos conducirá hasta el punto de la transformación temporal en transición a la exaltación espiritual, para encontrar las fuerzas del equilibrio. Esa capacidad inefable para aventurarnos sin temor en el angosto puente a través del gran abismo que separa el mundo ordinario del mundo del más allá. Para lograr éstas fuerzas del equilibrio debemos vencer nuestros miedos, quitar los malos pensamientos de nuestros corazones y unirlos. Los peregrinos debemos de estar limpios de todo mal de sentimiento, debemos de regresar al periodo de la vida en que éramos inocentes, antes de que fuéramos adultos, mundanos, ya que a ésta tierra madre venimos a nacer. El pasar de este mundo al más allá podremos hacerlo, porque al recibir el Venado Azul, dejaremos de ser ordinarios, seremos transformados. Pero hay que recordar que es solamente temporal porque somos solamente hombres y mujeres y no dioses" (Fuente: México desconocido). Esta "divinización" del peyote se encuentra plasmada, también, en las delicadas obras artesanales: La representación del hongo y su flor se puede observar tanto en las artesanías fabricadas con madera y estambre, como en los bordados y en aquellas donde utilizan cuentas, hoy, de plástico. Las piezas huicholas son de un colorido extraordinario y de una gran riqueza simbólica, donde revelan las raíces ancestrales de su cultura.
Y aunque los wixaritari mantienen saberes y tradiciones ancestrales, una cosmovisión propia y diferente,en la actualidad están buscando la manera de conservarse y, al mismo tiempo, sustentar un diálogo con la cultura occi dental,. Será por eso que ahora, mediante el internet, podemos conocer a Don Antonio, un artesano huichol de 75 años que, aún ahora, prepara la madera, cera y estambre para realizar sus cuadros. O que podamos encontrar, en una exposición de arte contemporáneo mexicano, unos zapatos tenis (zapatillas para correr) Panam, tratados especialmente por manos huicholas.
Y aunque a veces el encuentro entre dos culturas no es muy amable, si que podemos contar una anécdota curiosa que envuelve a un huichol con el que es, quizá, el pintor mexicano más conocido en el mundo: Diego Rivera.
Jaistemay (Nube Bonita) en 1949 viaja por primera vez, en tren, hasta la Ciudad de México, para adorar a la diosa madre Tanana (o Tonatzin para los mexicas) en el santuario donde hoy se encuentra la Virgen de Guadalupe. Debido a lo vistoso de su ropa, el tímido muchacho de 25 años llamaba la atención donde quiera que iba. Así, un amigo de Diego Rivera lo vió y le convence para ir con el pintor. Diego le ofrece 400 pesos para dejarse pintar. Le paga un adelanto de 100 pesos y, al final de la primera sesión, el huichol decide marcharse. En 1970, después de una caminata de muchos días, John Lilly llega por primera vez a la casa de Jaistemay, en lo más recóndito de la sierra y le toma una fotografía junto a sus cinco esposas. Jaistemay le pregunta a Lilly si, por casualidad, conocía a un hombre que hacía dibujos en la Ciudad de México y quien todavía le debía 300 pesos.
La mañana siguiente, los jóvenescomenzaron la jornada, cada uno cargando su arco y flechas. Caminaron durante días hasta que, una tarde, saltó detrás de unos arbustos, un venado grande y gordo. Los jóvenes se encontraban exhaustos y hambrientos pero, cuando vieron al venado, se olvidaron de todo y comenzaron a correr tras de él, sin perderlo de vista. El venado miró a los jóvenes y sintió compasión por ellos. Los dejó descansar una noche y, el siguiente día los incitó para que continuaran la persecución.
Pasaron muchas semanas antes de llegar a Wirikuta (en el desierto de San luis, camino sagrado de los Huicholes). Cuando los, jóvenes se encontraban en el camino de la colina, cerca del cerro de las Narices, vieron al venado saltar en dirección al lugar donde habita el espíritu de la tierra. Juraban que habían visto al venado correr en esa dirección, y trataron de encontrarlo sin éxito. De repente uno de los jóvenes disparó una flecha que cayó dentro de la figura de un venado, formada por las plantas de peyote que había en la tierra que, con el sol, brillaban como lo hacen las esmeraldas, mirando hacia una sola dirección.
Los jóvenes se encontraban confundidos por lo que había pasado, pero decidieron cortar las plantaían formado la figura del Marratutuyari (venado) para llevarlas al pueblo. Después de caminar durante varios días, llegaron a la montaña Huichola, donde todos les estaban esperando. Dirigiéndose inmediatamente a los ancianos, les contaron su experiencia. Los ancianos comenzaron a repartir el peyote entre la población y, después de un tiempo, y no sintieron más hambre o sed.
Desde entonces, los huicholes adoran al peyote que, al mismo tiempo es venado y maíz, su espíritu guía. Así que, cada año desde entonces, continuan peregrinando, manteniendo la ruta viva desde la sierra Huichola hasta Wirikuta, para pedirle a Dios lluvia, comida y salud para su gente.
Pampariusi ("gracias", en huichol)