MUSICA

lunes, 28 de abril de 2008

EL PRIMER ERÓTICO

“A nombre propio declaro
que me gusta saberme mujer
frente a un hombre
que se sabe hombre…”
Gioconda Belli
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I
Desnudo, frente a mí, eres perfecto
festín a mis ojos regalado,
perfume, al alcance de mi aliento,
de madera en un sueño almibarado.
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Te toco y al contacto de mis dedos
despierta el botón de tu deseo
que beso anticipándome al encuentro
de un nuevo continente inexplorado.
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Mis labios han probado de la copa
que guarda los secretos de la alcoba:
es dulce el sabor de tu entrepierna
y salado está el cielo de mi boca
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Jinete y montura al mismo tiempo,
sudores que se abrasan en el fuego
galopas al compás de mi jadeo
y estallan caracolas en el viento.
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II
Para un ateo convencido e irreverente
condenado para siempre al descontento
de dioses y gurús, vanos derviches,
lo más cercano al cielo de fetiches
sería sentir un cuerpo hospitalario
sobre el propio monte de ritos funerarios
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En comunión con los más bajos instintos
(que por bajos son, mayormente, interesantes)
abandonar reglamentos limitantes
sumergirse en recovecos tan distintos
donde los códigos se nos hagan imposibles
y los deseos, escondidos, realizables
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Si las cuentas del rosario fueran besos
y de tu cuerpo los misterios escondidos
-la saliva, piel, sudores- fueran rezos
yo sería un pagano arrepentido,
con la fe solo puesta en la pasión
postrado eternamente en oración
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III
Un lenguaje común y subversivo
que nos tienda algún puente levadizo,
que tu voz sea el conjuro del hechizo
que aprisiona al deseo adormecido
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Que mi lengua sea tuya, mío tu cuerpo.
Que se vean humedecidos los silencios.
Que los hados del amor derramen versos
que acompasen y nos lleven de la mano
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Que las horas de la noche pasen lentas,
que de estrellas sea el adorno de la cama.
Que el destino nos reúna, en las auroras,
con lujuria incendiándonos la sábana
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Y al abrigo del instinto satisfecho,
aquel lenguaje común y subversivo,
recomience explorando el mismo techo
y culmine en un deseo renacido.

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